Gonçal Vicenç Bordes
LA VELLETA VERDA
Los hombres peces
1.
Antecedentes históricos
En las teogonías primitivas está muy arraigado el
origen del mundo dentro de un caos primordial concebido bajo forma acuática
(apsu mesopotámico, el agua dulce de donde sale la tierra para oponerse a
Tiamat, el agua salada poblada de monstruos); los babilonios dicen que
del océano salió
Oannes, mitad hombre y mitad pez, que enseñó a los hombres la cultura, la
escritura y la astrología. En Micenas y Creta hacen salir los animales y la
humanidad del mar, a través de una evolución que comienza a partir de las algas,
los pulpos y las conchas de forma espiral.
El historiador Plinio narra la
aparición en la zona del océano gaditano de un "hombre marino" cuyo cuerpo era
enteramente humano. Plinio lo oyó comentar a unos caballeros romanos que fueron
testigos oculares del suceso.
El Pesce Colao y vivió, entre el año 1166 y 1189 en los
mares del sur de Italia.
Peje Nicolao, como tambien se le conocía, era
capaz de salvar grandes distancias a nado, por lo que le empleaban como correo
marítimo entre los puertos del continente y las islas. El rey Federico de
Nápoles y Sicilia quiso comprobar la certeza de sus azañas y se lo llevó
hasta el famoso remolino de Caribdis, en el estrecho de Mesina, y arrojó al agua
una copa de oro, diciéndole a Nicolao que si la recuperaba era suya.
"Pesce
Cola" se lanzó al agua y salió con la copa en la mano, contando tremendas
visiones de monstruos
marinos.
Otro caso es referido por M. Larrei en su Historia
de Inglaterra en la que cuenta que fue pescado un hombre marino
en el
año 1187 y más tarde presentado al Gobernador de Oxford. El Gobernador lo
mantuvo en su casa durante seis meses. Posiblemente realizando tareas como
esclavo o sirviendo como elemento de análisis o experimentos
En 1239 lo cita un autor inglés, diciendo que el Pesce Colao
habita en el mar de Nápoles.
Pedro Mexía, en su Silva de
Varia Lección, Juan de Mandevilla en el Libro de las maravillas
del mundo, aparecido por primera vez en Valencia en 1515, y Antonio de
Torquemada en su Jardín de flores curiosas, publicado en Salamanca en
el año 1570, son los españoles anteriores al siglo XVIII que se hacen eco de las
curiosas noticias de estos extraños personajes acuáticos.
Olanus Magnus, Olao Magno, Olaf
Mansson, obispo de Upsala, vivió entre
1490-1555,
fue
también historiador y cartógrafo, del que se publicó en italia, el año 1565 una
"Historia de la gente y de la Naturaleza de las cosas Septentrionales",
en la que tambien nombra a lo shombres peces.
GUILLAUME RONDELET
"Libri de Piscibus marini in quibus verae Piscium effigies expressae
sunt"
(1554) y "Universae aquatilium Historiae pars altera cum vivis ipsorum Imaginibus"
(1555) está considerado el
fundador de la Ictiología.
En estos tratados tambien describió seres fantásticos
como el antias (el mero), el monstruo leonino ("tenía la figura y
la talla de un león, con cuatro patas no imperfectas, sin membranas entre los
dedos como el castor o el pato de río, sino que tenía las patas perfectas,
divididas en dedos provistos de uñas, la cola larga, adornada por pelos en su
extremo, las orejas grandes y el cuerpo todo cubierto de escamas. No vivió mucho
tiempo fuera de su medio natural"), el fraile de mar (fue capturado en Noruega
arrojado por una tempestad a la playa de Dieze, al lado de Denelotoch, y copió
el animal según un retrato proporcionado al naturalista por la reina de Navarra
Margarita de Valois, quien lo tenía de un gentilhombre que llevaba uno semejante
para el emperador Carlos V) y el pez
obispo ("Vi el retrato de otro monstruo marino en Roma, adonde lo
enviaron credenciales en las que afirmaba que el año 1531 se vio este monstruo
vestido de obispo, tal como está aquí representado, el cual fue hallado en
Polonia y llevado al rey de dicho país, ante el cual hizo ciertas señales para
indicar que tenía grandes deseos de volver a la mar. Conducido a ella, arrojóse
al punto a las olas".)
Juan Botero Benes
en Relaciones Universales del mundo... Valladolid, herederos de
Diego Fernández de Córdova, 1599 cuenta la historia de una mujer marina, desnuda
y muda, y de un monstruo marino semejante a un obispo.
Sebastián de Cormellas confeccionó una relación impresa en
Barcelona, en 1608, que cuenta la aparición del pez Nicolao, según el autor
nació en Rota (Cadiz) y le gustaba nadar, queriendo saber las dimensiones del
mar, desobedeciendo a su padre, el cual disgustado por no poder retenerlo lo
maldijo, desenado que se quedase siempre en el mar, y al acabar de decirlo
Nicolao quedó convertido en un pez mitad hombre, que se sumergió en el mar y
permaneció cien años en una cueva submarina por la que llegaba hasta las orillas
del Jordán, donde los peces no se devoraban entre sí ni
envejecían.
Juan Eusebio Nieremberg Cvriosa, y oculta
filosofía. Primera y segunda parte. Alcalá, imprenta de María
Fernández, 1649, trató de los
hombres marinos.
En 1657 el
jesuíta
GASPAR SCHOTT
reprodujo en una lámina
los monstruos de Rondelet, el fraile y el obispo, acompañados de un tritón y un
sátiro marino.
Fray Antonio de Fuente La
Peña en El Ente dilucidado. Madrid, Imprenta Real, 1676 afirmaba que
se habían visto muchos hombres marinos en el océano; ha habido casos en Portugal
y Cádiz en tiempos antiguos y en 1525 en la costa romana. Dice que los siguiente
autores tambien nombraban a este extraño ser marino: Belonio, Mayolo y Teodoro
de Gaza, al igual que otros escritores en castellano, entre los que destacan
Nieremberg, Pedro Mártir, Pedro de Sevilla o Pedro Gil, todos ellos
recopiladores de algún testimonio de estos hombres marinos.
En un
pliego valenciano de 1679 se menciona un ser marino encontrado en el mar de
Liorna, en Italia, que en verdad es una especie de sirénido.
En 1718
RUYSCH
publico
"Historia Natural de los peces antropomorfos".
En 1882
encontramos posiblemente la última noticia sobre la captura de uno de estos
mostruos. En el "Fishermen´s own
book" de ese año se describe la captura de una sirena de cabellera rubia y
sedosa, guapa, con brazos femeninos pero terminados en garras parecidas a las
del águila.
2. El hombre pez de Liérganes
El Padre
FEIJOO "Teatro Crítico Universal"
(Madrid, 1771),
según señala Julio Caro
Baroja, nos muestra el mayor repertorio de nereidas y otros seres fantásticos.
El demoledor de fábulas, supersticiones… creyó que podían existir hombres anfibios, como el famoso pez de Liérganes.
La historia, tal y como la cuenta el ilustrado fraile, es más o menos
como sigue. Liérganes es un pueblo de Santander. Allí vivían Francisco de
la Vega y María del Casar, su esposa. De esta unión nacieron cuatro hijos, uno
de ellos, Francisco, protagonizaría uno de los sucesos más curiosos de nuestra
ciudad.
La web
www.cantabriajoven.com dice que
era un excepcional nadador conocido como "el sireno".
Hay datos que se sabe son
reales, como que su casa estuvo entre el puente de Batán y el de la Cruz Mayor o
que su partida de nacimiento está fechada en 1658, en cambio, la página
Cantabria.com
dice que nació en 1660. Era un niño muy desobediente al que le
gustaba mucho nadar en el rio, y un día, su madre muy enfadada por su reiterada
desobediencia le maldijo "¡Permita la Virgen que te conviertas en pez!" y
una noche de San Juan de 1674, bajando el Miera desapareció en la corriente.
Feijoo afirma que la maldición de su madre nunca fue pronunciada, y entiende que
la conversión de Francisco en hombre marino debió ser un proceso puramente
natural. Según Caro Baroja en Algunos mitos españoles (Madrid,
Ediciones del Centro, 1974) esta historia «debe proceder de un ciclo de
narraciones en las que se quiere expresar cuán peligroso es exponerse a las
maldiciones o el quebrantar una prohibición...».
Por supuesto, hay otras versionas como la que
cuenta que cuando María del Casar quedó viuda envió a su hijo Francisco a la por
entonces villa de Bilbao, para aprender el oficio de carpintero, entonces
Francisco tenía 15 años. Esto ocurría en el año 1674.
Un buen día, la
víspera del día de San Juan se fue junto con sus compañeros a bañarse a la ría
de dicha villa y desapareció en el mar. En 1679, un grupo de pescadores
gaditanos vieron aparecer por las aguas un hombre marino. Lo observaron
detenidamente y vieron que su constitución era humana, normal. Una connotación
peculiar fue la de que Francisco tenía gran puntualidad. Virtud que
aprovecharon. Si alguno le mandaba llevar algún papel de un pueblo a otro, este
lo hacía con enorme puntualidad.
Sobre este asunto en la web
www.turismoruralcantabria.com se dice que era de profesión
cartero, al cual una inundación y avenida del río, le sorprendió y fue
arrastrado hasta el mar, donde, milagrosamente, logró sobrevivir y de donde fue
rescatado, allá, en la bahía de Cádiz por unos pescadores, atrapado en sus
redes. El hombre había perdido hasta la facultad de hablar, y apenas pronunciaba
la palabra “Liérganes”. Despues se narra como Don Domingo
de la Cantolla, secretario del Santo Oficio de la Inquisición, confirmó la
existencia de Liérganes. Sigue la narración con la curiosidad de Juan Rosendo,
fraile del convento, quien deseoso de comprobar si el joven sacado de la mar y
Francisco de la Vega eran la misma persona, decidió llevarlo hasta Cantabria.
Por su parte, fray Jerónimo Feijoo sólo dio crédito a la história tras
recabar información de personajes que merecían su confianza, como el marqués de
Valbuena, de Santander, don Gaspar Melchor de la Riba Agüero, caballero de la
orden de Santiago y natural de Gajano, pueblo cercano a Liérganes, y don
Dionisio Rubalcava de Solares, que conoció y trató a Francisco de la Vega. Así,
acabó creyendo en una raza de hombres marinos que vivían en el fondo del
mar.
Lo describen como un hombre de estatura de unos
seis pies, bien formado, de pelo rojo corto, las uñas gastadas por el salitre y
siempre andaba descalzo. Dicen algunos autores que tenía escamas aún cuando lo
llevaron a Liérganes. Algunas de estas escamas sobre el espinazo y como una
cinta de ellas desde la nuez hasta el estómago. Pero poco a poco se les fueron
cayendo.
www.revistainvestigacion.com
Gregorio
Marañón en su libro "Las ideas biológicas del padre
Feijoo" dijo que la mudez, la tez blanca, el pelo rojizo, la piel
escamosa…era debido, probablemente. a la ictiosis. La glotonería y el hecho de
comerse las uñas, datos todos que aparecen en el relato del padre Feijoo,
interpretados desde un punto de vista clínico, no son sino síntomas de
cretinismo, enfermedad endémica propia de regiones montañosas, y entonces
frecuente en la montaña santanderina. La habilidad de Francisco de la Vega en la
natación y su resistencia en las
inmersiones, las explica Marañón a través de la insuficiencia tiroidea, con
frecuencia ligada a las personas que padecen ictiosis. Se ha
podido comprobar experimentalmente que, cuanto menor es la
cantidad de tiroxina segregada, tanto menor es la necesidad de oxígeno, y por
tanto mayor el tiempo de resistencia del organismo a situaciones en que falta
este elemento.
www.lo-inexplicable.com.ar y
www.mundoparanormal.com
Iker Jimenez estudió el
tema en un capítulo de "Enigmas sin resolver", (pincha sobre el
libro para ver estudio) afirmando que había descubierto las partidas de
nacimiento y defunción de Francisco de La Vega, llamado el hombre pez, en el
convento de las clarisas de Santillana del Mar,
dando por demostrada su existencia.
Acta de bautismo de Francisco de La
Vega Casar (Iker Jimenez)
Un cretino afectado de ictiosis y
representación de un hombre pez (Jose M Bea)
Las fotografías
de arriba las he obtenido de la página de Iker Gimenez (Pincha sobre su libro
para consultarla) y en ellas se puede ver el acta de bautismo y defunción del hombre pez. Sin embargo los
señores José María Bello y Xoan M. Carreira dicen que el acta de bautismo, como indica la
abreviatura "Jnº" corresponde a Juan de la Vega.
El acta de
defunción... que alguien retocó
El otro documento que muestra Iker Jiménez es el acta
de defunción, donde según I. Jimenez el párroco lo habría
denominado como "hombre pez". Según los
investigadores nombrados, este apostillamiento lo realizaron investigadores de
principios del siglo XIX, que a raíz del libro del padre Feijoo y a la
difusión que adquirió la noticia, se desplazaron hasta el convento para tratar
de encontrar documentación sobre el "hombre pez".
Terminan diciendo
los investigadores que "quien descubrió las actas anotó al margen de las
mismas que eran del "hombre pez", pero luego se dió cuenta de que el acta de
bautismo no era de Francisco de la Vega, sino de Juan, y tachó la expresión
"hombre pez".
yamato.arp-sapc.org
Pienso yo que la leyenda o el relato del hombre pez de Liérganes no es
más que la continuación de un mito antiguo, que se debió reeditar o popularizar
otra vez en Cantabria, que narra la historia del "peje Nicolao", un
excelente buceador siciliano. Y si nos remontamos más atrás, hace referencia a
los Tritones.
3. El peje Nicolao
En Sicilia hay un
hombre pez que vivió en el
tiempo de Federico de Nápoles (1496-1501), conocido como "peje Nicolao" o "pesce
Cola".
En el Quijote de
Cervantes, parte segunda, capítulo XVIII leemos que una de las virtudes que
deben adornar al caballero andante, entre "otras menudencias, digo que ha de
saber nadar como dicen que nadaba el peje Nicolás, o Nicolao….".
El rey
Federico de Nápoles y Sicilia quiso comprobar la certeza de su leyenda. El
monarca, para ver hasta dónde llegaba la intrepidez y resistencia del siciliano,
lo llevó hasta el famoso remolino de Caribdis, situado en el lugar más angosto
del estrecho de Mesina, y arrojó al agua una copa de oro, diciendo a Nicolao que
si la recuperaba era suya. Pesce Cola se lanzó al agua y permaneció bajo ella
tres cuartos de hora, hasta que finalmente salió con la copa en la mano.
Interrogado por el rey sobre lo que había visto en tan temido lugar, Nicolao
contó tremendas visiones de monstruos marinos, moradores de profundas cavernas.
El rey, entusiasmado por el relato, quiso saber más detalles y le prometió igual
recompensa si bajaba de nuevo. Nicolao se mostró remiso a cumplir los deseos del
monarca, por lo que éste le estimuló con una bolsa de oro, además de otra copa
que arrojó al agua. Pesce Cola consintió y se sumergió de nuevo para no aparecer
más.
www.lacavernadeplaton.com
Fossegrim
Pero existen
testimonios muy anteriores del Peje Nicolao.
A fines del siglo XII,
WALTER MAPES, un inglés que había
vivido en Italia, describía a Nicolas
Pesce, el "buceador", acostumbrado a vivir en el agua y que podía predecir
las tempestades; llevado a la corte del rey Guillermo de Sicilia, languideció
hasta morir, al hallarse separado del mar.
Tambien en el siglo XII el poeta provenzal
RAIMON JORDAN, menciona al mismo
buceador.
En 1210
GERVASIO DE TILBURY alude a un Nicolás,
originario de la costa de Apulia, que pedía aceite a los pescadores para
descender más facilmente en el agua. (Los buceadores de combate romanos o
"urinatores", según Plinio el Viejo, se llenaban la boca de aceite que iban
soltando lentamente mientras buceaban, sin duda para facilitarse la visión). Los
habitantes de la Marina Alta (Pais Valencià) capturan los pulpos en el mar
hechando aceite sobre el agua, lo que les permite ver el fondo del mar y el
lugar donde se esconden sus presa.
JOVIANUS PONTANUS escribió en el siglo XV:
"Nicolás recibió el nombre de Pez, porque no sólo había abandonado las
costumbres de los hombres, sino casi tambien su rostro; era lívido, escamoso,
horrible".
En resumen, no
sabemos si las leyendas se refieren a la existencia en Sicilia de un buen
buceador, o hacen referencia a la leyenda de Teseo y Anfítitre, la cual ayudó al
héroe griego, hijo de Egeo, a que recuperase un anillo de oro arrojado al mar
por Minos, rey de Creta. Anfítrite es la diosa del mar, que se casó con
Poseidon. Teseo liberó a Atenas de pagar el tributo humano a Minos; la hija de
éste, Ariadna, le entregó un ovillo de lana a Teseo para ayudarle a salir del
laberinto, despues de dar muerte al minotauro. En el siglo XVII los
jesuítas
G. Fournier
y
A. Kircher dicen que : "Colas el
Pez…se cree que fue devorado por los peces al querer bajar al abismo en busca de
una copa de oro, ofrecida como premio al mejor de los excelentes buceadores que
se presentaron al concurso". En este párrafo del jesuíta se halla en germen
la idea que dio a Schiller el tema para su balada Der Taucher, el
Buceador.
4. Los hombres
marinos
Julio Caro
Baroja señala que en
el Renacimiento
ALEJANDRO DE ALEJANDRIS, el
jurisconsulto, relató varios casos de hallazgo de tritones y nereidas (ninfas
del mar, hijas de Nereo y Doris, se dice que eran cincuenta hermanas, algunas
muy conocidas como Anfítrite, Tetis y Galatea; personifican las olas tranquilas
del mar).
El jesuita
español
Juan Eusebio NIEREMBER
"Historia natural"
(1635) dice: "Antiguamente en
Portugal se vio un hombre que salía del mar, toca(n)do con la boca una
concha." Era un tritón (Tritón es el hijo de Poseidón y de Anfitrite, su
palacio estaba en el fondo del mar cerca de Tripolitania; su atributo es una
caracola, capaz de emitir un sonido tan profundo que era oído en cualquir rincón
de la tierra; sus descendientes son los tritones que personifican a las olas del
mar).
Sobre los
hombres peces galaico-portugeses cuenta el
padre Fuentelapeña
que en los Archivos de
Portugal está guardado el pleito entre el Rey y el gran Maestre de Santiago
sobre a quién pertenecía el tributo de los tritones y sirenas de la mar.
Torquemada en el "Jardín de las flores" relata que hay una extirpe de
hombres en Galicia, los MARIÑOS, que son hijos de una mujer que quedó
preñada por un hombre pez .
Los
vascos -cuenta
Nieremberg
que está escrito
en una obra de
Pietro Martir d'Anghiera
o Anglería (1457-1526)-
decían haber oído en plena mar una música agradabilísima que atribuían a los
hombre marinos. Tambien
cuenta Nierember que el explorador Gil González Dávila afirmó
haber encontrado a cien leguas de Panamá ciertos misteriosos peces que cantaban
tan armoniosa y suavemente que producían sueño.
Lamia, la sirena vasca
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