EL OME
MARÍN
Este
mito es propio de zonas costeras y, como todos los mitos asturianos, es de clara
procedencia indoeuropea, estando especialmente extendido por toda la cornisa
cantábrica.
Su vinculación con el mito griego de Tritón parece irrefutable,
aunque tenga algunas peculiaridades propias, ya que el nuestro carece de cola de pez; esta atribución parece aquilatarse con la representación iconográfica
recuperada de la sillería de la Sala Capitular en la Catedral de Oviedo, que nos
indica una pervivencia temporal muy acusada del mito.
Físicamente, podríamos
describirlo como un ser humano, horrible, desgreñado, desnudo, que vive en las
cuevas próximas a la mar y, cuando sale de su entorno, roba y ataca a las mozas,
hace fuegos en los pajares de los campesinos, etc. A pesar de su demostrada
antigüedad, algunos folkloristas han querido vincular su procedencia a ciertas
leyendas medievales, como la muy conocida de
"Cola-Pesce", "Nicolás Pesce", etc., que tuvo gran difusión en toda la Europa mediterránea de la época; o, en
el caso específico de España, la posterior leyenda, sin duda procedente de
aquella, del llamado "Hombre-Pez de Liérganes", que recoge la apasionante
historia de un joven cántabro, Francisco de la Vega Casar, que se cayó al mar,
desapareciendo sin dejar rastro, reapareciendo tres años después en el interior
de un enorme pez en aguas gaditanas.
Tras infructuosos intentos de hacerlo
hablar, alguien lo reconoció y fue conducido a su pueblo natal, donde parecía
que se iba recuperando y adquiriendo costumbres humanas, cuando un buen día
volvió a desaparecer, esta vez definitivamente.
Se da la curiosa circunstancia
de que el padre Feijoo, auténtico azote de las creencias irracionales de sus
contemporáneos, aceptó como factible esta historia. Pensamos que,
estrictamente, este mito es muy anterior, aunque sufre continuas alteraciones y
"reactualizaciones" por el miedo ancestral al mar que existe en los pueblos
litorales, no sólo en Asturias sino en todo el norte hispano y atlántico, ya que
por mar llegaron muchos de los peligros: en nuestro caso, las legiones romanas
que sofocaron los levantamientos cántabros y astures en el s. I; las invasiones
normandas en los s. X-XI; y los más contemporáneos peligros de los corsarios
británicos y holandeses. En el occidente, concretamente en algunos lugares
como Puerto de Vega (Navia), se le conoce como "Repunto", "Repunte", porque es
la personificación de la pleamar y se metía miedo a los niños para que no se
acercaran a los acantilados de la Atalaya, donde estaba su morada; curiosamente,
solo un kilómetro más allá, en Vigo, se le conoce como "El mar in" y así se
sigue llamando por la cornisa asturiana hasta Llanes y Vegadeo, repectivamente.
En Tineo creían que subía uno del "mare" de Luarca los días de tormenta,
atacando mozas y matando el ganado, - según refiere J. E. Casariego-,
contribuyendo a su verosimilitud en la ingenuidad popular el suceso real de
haber aparecido en una aldea tinetense una joven "esfondada" y muerta
violentamente. El erudito franquino Marcelino Fernández dio cuenta de que un
"ome marín" fue capturado en el occidente de Asturias y se murió de pena al ser
privado de libertad, refiriendo que en los días de galerna, se le oía proferir
grandes risotadas y gritos mientras "esbatuxaba" las aguas, haciendo salir
grandes chorros de agua salada por el bufón de Porcía, que "chiscaban todos los
eiros".
Non più in El Mirador
|